Durante el proceso de preproducción de nuestro videojuego “Crónicas de Combate: La Guerra del Pacífico” se generó una investigación profunda en el marco histórico general en donde se desarrolló el conflicto. Aparecieron conceptos directamente relacionados con los protagonistas de la guerra, tanto los autores materiales como los gestores intelectuales, en una aglomeración de realidades y acciones culturales Indoamericanas sumergidas en intenciones resultantes de una evolución cronológica como continente que muy pocos asimilan o creen conocer a cabalidad.
Respecto a esa inquietud sobre el rol del pueblo en los conflictos bélicos en Chile, a la realidad del soldado sudamericano en la Guerra del Pacífico y a las razones socio-culturales que gestaron las relaciones actuales entre países, decidimos pedir la colaboración, mediante una entrevista, a don Gabriel Salazar, quien fue Premio Nacional de Historia el año 2006, pues lo consideramos el personaje idóneo al tema por su conocimiento fundamental en la comprensión histórica de los movimientos sociales de nuestro país.
El Maestro Salazar nos lleva a comprender el origen del peón-gañán como individuo y las condiciones en que llegó a forjarse como soldado en la guerra, también ahonda en la historia de nuestra cultura Indoamericana y las metamorfosis que la llevaron a transformarse y dividirse en lo que es actualmente y, finalmente, comenta nuestra relación con países como Perú y Bolivia en el marco del conflicto de la Guerra del Pacífico y la actualidad.
A continuación les presentamos la entrevista a Gabriel Salazar, realizada por Francisco Pino Sáez en base a un cuestionario redactado por Catalina Tonacca.
Entrevista a Gabriel Salazar
La forma en que se planteó el llamado a la Guerra, en aquellos tiempos, nos sitúa en reacciones de patriotismo extremos y algunos engaños… Y en eso, recordamos aquellas “levas” tipo “fiesta campesina”, que se hicieron en el sur de Chile y que resultaron en reclutamientos obligados a campesinos, rotitos chilenos, mineros y peones. Respecto a dichos personajes ¿Cómo define usted a cada uno de estos individuos y su relación circunstancial con la Guerra del Pacífico?
Normalmente se llama campesino al individuo propietario de la tierra que trabaja, o al arrendatario de la tierra que labra, o es de alguna manera, mediero, que va asociado con otro al trabajo de la tierra, por tanto, tiene una responsabilidad productiva; Tiene nominalmente la tenencia, que le llamaban antes, de la tierra. Por lo común, el campesino es una persona mayor, de 30 años para arriba y padre de familia, pues generalmente la persona que se arrancha para trabajar la tierra lo hace porque tiene una responsabilidad familiar. Y si está soltero se casa, pues para trabajar la tierra se requiere una asociación con una mujer, para que cocine, se encargue de la casa y le dé hijos para que le ayuden a cultivar la tierra; Entonces, es por eso que el labrador, inquilino y campesino, en general, está asociado a la idea de un trabajador de la tierra y por lo común, padre de familia. Ahora, en relación a las condiciones de cada uno de ellos, se genera una variación, pues el campesino independiente- labrador tiene sus problemas con los prestamistas, con los dueños de molinos, con los bodegueros…Los inquilinos, por su parte, tienen conflictos con el dueño de la tierra, los medieros, etc.
En función a lo anterior, aparece la figura del Peón, palabra que viene del español y alude a una persona que tiene, más o menos, entre 15 y 21-22 años y que se encuentra a medio camino entre optar por ser independiente o depender de alguien más. El Peón, por tanto, es hijo de inquilino o hijo de campesino; También pueden ser hijos de minero, lo que indica que es una generación joven. Cuando se trataba de hijos de campesinos, en general, éstos “heredaban” las condiciones impuestas a sus padres, por lo que van a vivir-y repetir- las peripecias que experimentaron cada uno de los tipos de campesinos. Entonces, los que se encontraron con mayores problemas fueron los hijos de inquilinos, pues éste fue crecientemente espoleado por el patrón: tuvo que pagar primero en trigo, o en dinero, el arriendo de la tierra; Después, ya no pudo pagar en trigo y tuvo que pagar con trabajo. Como su trabajo no bastó, tuvo que pagar con el trabajo de sus hijos, hecho que gatilló la renuncia de éstos como una forma de rebelarse, al considerar esta imposición como un trato injusto. En el momento en que el hijo del inquilino abandona a su familia, nace el escape de la juventud campesina, apareciendo en los caminos la figura del vagabundo, del roto y del peón-gañán. El Peón-Gañán es, en consecuencia, el jornalero joven que no está arraigado a una tenencia campesina y que vaga por los caminos, ofreciendo su fuerza de trabajo para cualquier tipo de labor. De ahí lo de Gañán, que alude a la persona que se “arrienda” por cualquier cosa.
Es por eso que, en los documentos históricos, aparece la figura del Peón-Gañán como nueva fusión de individuo-rol en esos tiempos; Y además, es parte de la gente que deambula, que aparece siempre como afuerino, que no tiene domicilio, ni padres: es una entidad itinerante. Estas características dieron una connotación de peligrosidad a estos individuos, los cuales fueron perseguidos y reprimidos por ser errantes, convirtiéndose en la carne de cañón que se reclutó para el Ejército de Chile, tanto en la Guerra de Independencia, La Guerra contra la Confederación y La Guerra del Pacífico.
En relación a los países que participaron en el conflicto bélico de la Guerra del Pacífico, -Perú / Bolivia y Chile- los factores limítrofes, político-administrativos y gubernamentales insisten en mantener y potenciar las diferencias y tensiones entre estas naciones, ignorando las características socio-culturales e históricas que hermanan a nuestros pueblos. De hecho, nuestro proyecto busca unificar a Perú, Bolivia y Chile, dando a conocer nuestras culturas y su relación, nuestros nichos previos a la conquista española y, por sobre todo, nuestra visión de los hechos confrontada con la perspectiva de ambos países (Perú y Bolivia), como forma de aclarar rencillas y generar coaliciones. Respecto a eso, ¿Cómo podríamos rememorar y tomar factores del pasado para dar a conocer y permitir una comprensión real de nuestra hermandad- a partir de una historia común- como países sudamericanos?
Bueno, normalmente las naciones y los pueblos se constituyen como identidades legítimas sobre la base de sus propias tradiciones, de su propia memoria; El problema es definir qué memoria elegimos en el momento de estructurar y concretar una identidad nacional. En el caso de los países de la West Coast (como dicen los gringos, respecto a la costa oeste de Sudamérica), si nos remontamos a la memoria de la revisión, resulta que en la época pre-hispánica los países de Ecuador, Perú, Bolivia, el Norte de Argentina y Chile eran una sola unidad cultural, a la cual los Incas le dieron una cierta coalición política y que evidentemente, constituyeron un bloque territorial-geográfico, que fue la Cultura Andina y Costina de la “west coast”. Eso constituye un trasfondo que le da unidad cultural, territorial e histórica Indoamericana a toda esta región. Posteriormente, sobre eso se construye el Virreinato del Perú, que incluyó a Ecuador, Perú, Bolivia, Tucumán y Chile. Es así como, el imperio español construyó un virreinato que mantuvo esa misma unidad y le dio además, el elemento común del lenguaje español y la religión católica, montadas sobre la unidad Indoamericana anteriormente establecida , conformando una doble alianza.
Ahora la pregunta es ¿Cómo se rompe esto; Por qué se quebró esta unidad?
Eso tiene que ver con las oligarquías mercantiles del periodo bajo colonial, vale decir, entre los siglos XVIII y XIX. Lo que sucedió en ese periodo, tuvo que ver con las exportaciones de trigo- hecho que ilustra los problemas con los inquilinos- hacia Perú, a fines del siglo XVII y comienzos del XVIII. Sucedió que surgió esta dificultad porque Chile producía trigo por parte de los hacendados, y la burguesía mercantil vendía dicho trigo; Perú, en tanto, no tenía trigo y debía comprarlo. Fue así como Chile monopolizó la producción y exportación de trigo, por lo que Perú – como respuesta, a su vez- monopolizó el transporte naviero de este producto. Por estos motivos, la oligarquía peruana naviera terminó por enfrentarse a la clase hacendada chilena; Finalmente, ¿Quién fijaría el precio del trigo? Si los chilenos hubieran monopolizado el transporte, habrían fijado el precio del trigo, pero como los peruanos monopolizaron el transporte, establecieron el precio de este cereal en Valparaíso, y eso generó un conflicto. Durante todo el periodo colonial, la clase hacendada chilena nunca pudo manejar el precio del trigo y cuando pudo hacerlo, perdió todas las ganancias que se dedicaban a ese monopolio. A razón de esto, buscó aumentar su ganancia castigando el costo de producción del trigo, es decir, sancionó al inquilino y lo reventó… Buscó, más bien, explotar hacia adentro, ya que no podía exteriorizarlo. Eso generó tensiones entre la oligarquía peruana y la chilena, que eran estrictamente económicos, en relación al tráfico del trigo y ocurrió que, técnica y económicamente, la clase hacendada chilena perdió la batalla porque nunca pudo imponer los precios que precisaban. En tanto, cuando intentó hacerlo Perú, justo perdió su riqueza, sustentada en la plata extraída de Potosí, ya que el rey de España- a fines del siglo XVIII- cedió esta región al Virreinato de la Plata, dejando a Perú empobrecido. Por esa razón, dominar el mercado peruano después de haber perdido Potosí, no tenía valor económico y eso fue lo que intentó absurdamente Diego Portales con sus comerciantes, después de 1830…
Entonces, todo el conflicto contra Perú fue generado por la oligarquía chilena hacendada del siglo XVIII que, después de la Independencia, aprovechó las ventajas militares que dejó San Martín, para dominar el mercado peruano y aplastarlos e imponerles sus precios, siendo que Perú ya no tenía valor económico, tanto por el lado del trigo, como de la plata. Eso suscitó el conflicto entre dos naciones que debieron haber sido una sola unidad, lo cual se reprodujo más adelante con la cuestión del salitre, que fue provocada, nuevamente, por la oligarquía mercantil. Las políticas comerciales, en general, primero de los comerciantes del trigo y después, de la oligarquía mercantil chileno –británica y nórdica que controló el salitre, son las que profundizaron la ruptura de la unidad tradicional del mundo andino, tanto del Imperio Incaico como del Virreinato de Nueva Castilla…
Y en función de esa ruptura, viendo que los hechos parecen estar tan en contra de una unificación, hasta el día de hoy y en pocas palabras: ¿Qué causó nuestra ruptura continental? Y tomando en cuenta la educación, los sistemas digitales y las reformas educacionales ¿De qué manera podríamos mejorar nuestras relaciones históricas en función de ello?
Yo creo que la ruptura de esta unidad cultural tradicional se debió, exclusivamente, a los afanes competitivos de una oligarquía mercantil, sobre todo chilena y después, una oligarquía mercantil sobre todo británica- extranjera, que arrastró tras de sí a la chilena por el control del mercado, primero del trigo y después, del salitre. No son los pueblos; No fue la base social la que provocó el conflicto: fueron estas élites. Entonces, hay que aislar el problema y señalar donde, efectivamente, está la verdadera responsabilidad. Posteriormente, ha ocurrido que estas mismas élites han planteado esto como un conflicto entre naciones, entre pueblos, perdurando hasta el día de hoy, con ejemplos como el de la selección chilena de fútbol sub-20, recibida con piedrazos en Arequipa por peruanos, que reflejan una animadversión a nivel de pueblo que no corresponde… Es absurdo, no son los pueblos los que provocaron este conflicto: aunque los pueblos se siguen enfrentando, las élites continúan tomándose de las manos. Ahí encontramos un punto importante respecto a la Guerra del Pacífico, pues para mí este conflicto no es una guerra de pueblos, de peruanos contra chilenos, o bolivianos contra chilenos; Es una guerra de élites, que usaron a los pueblos, para monopolizar la riqueza y el comercio que ellos necesitaban.
A partir de la manera de educar, respecto a nuestra historia, opino que al pueblo se le deberían contar los hechos tal como sucedieron: eso es lo que está faltando, verdades históricas que dejen claro las razones de ese conflicto…No son los pueblos los que se pelearon; Hasta el día de hoy, los pueblos se saludan, se entremezclan… Estamos llenos de peruanos acá y de bolivianos en el norte, y los chilenos van a comprar constantemente a Tacna… Porque los pueblos están unidos todavía por las mismas culturas. Entonces, hay que aislar a los responsables, denunciarlos y una vez que quede eso claro, recuperar la amistad y unidad de los pueblos y que éstos (re)constituyan las relaciones que hacen falta. Por eso para mí, el Huáscar, debería devolverse; No tiene sentido conceder un corredor a Bolivia, pues si nos integramos todos los pueblos en una federación tipo Unión Europea, no hace falta ni corredor ni provincia. Los bolivianos podrían transitar pacíficamente por Chile según sus necesidades, como lo han hecho hasta ahora.
Por : Francisco Pino Sáez